Sentada en una silla a lado de sus gemelos, Rocío recuerda su vida. Entre lágrimas y gran esperanza acude al pasado y revive su historia. Sus hijos: Toñito y Paquito están junto ella. Paquito sentado en una cuna, sonriendo cada vez que escucha sus palabras y Toñito correteando por la casa, sirviendo vasos de agua y riendo con intenciones de jugar.
El embarazo de Rocío Tapia fue normal hasta los cinco meses de gestación. Su esposo la golpeó y Rocío ingresó de emergencia al Hospital. Pasó un mes en el lugar, los gemelos nacieron a los seis meses y ella logró verlos a los quince días de su nacimiento, pues los golpes la mantuvieron en coma. Para ella, la condición de los niños sólo era un estado prematuro.
Los días pasaron y los doctores informaron la verdadera condición de los gemelos: parálisis cerebral, ocasionada por la inmadurez de sus órganos al nacer. Sus piernas al igual que sus pulmones no terminaron de formarse y las válvulas del corazón no se cerraron en su totalidad. Toñito tiene una parálisis leve, mientras que la parálisis de Paquito es profunda.
Por un lado, tras el conocimiento del estado de los gemelos, el esposo de Rocío los abandonó, dejándola a cargo a ella de los pequeños. De otro lado, su familia la olvidó, la rechazó al igual que a sus hijos. Para ellos, Dios la castigó por tener hijos así. Rocío entró en desesperación y angustia. “Los primeros años pensaba que todo era dinero”, recordó Rocío. Con el tiempo se dio cuenta que no era así; “me dediqué a cuidarlos”.
Sin embargo, la situación económica empeoraba cada vez más. Su desesperación la llevó a la idea de suicidarse con sus hijos: Toñito, Paquito y su hija mayor Helen. A cada uno, preparó un vaso de chocolate para envenenarlos. En el momento, los ojos de Helen se iluminaron, negando la acción de su madre. Rocío reaccionó, los abrazó y pidió perdón a Dios. Rocío no imaginaba que la ayuda estaba cerca, que sus siete años de silencio iban a acabar.
Un día en la parada del Trole, camino hacia el banco, Rocío y sus gemelos encontraron a una mujer con muletas, María Carvajal con parálisis cerebral al igual que sus hijos. Carvajal trabajaba en el Diario Ultimas Noticias, Rocío logró desahogarse. María ofreció un reportaje como ayuda. En el 2004, el reportaje fue publicado. En ese momento Rocío comenzó a tener ayuda; amigos y gente solidaria comenzaron a llamar.
Posteriormente, se encontró con Marisa Balseca, una mujer que había perdido a su niña con parálisis hace poco tiempo. Balseca pidió acercarse a los gemelos y fue ella que logró contactarse con Teleamazonas, directamente con Bernardo Abad. El reportaje se hizo el mismo día. Reporteros del canal acudieron a la casa de Rocío, en ese tiempo por la Ferroviaria. Desde ese momento, Teleamazonas fue el padrino oficial de ayuda de Rocío y su familia. Gisela Bayona y Valeria Gavilanes madrinas de bautizo de los pequeños.
Gracias al segmento “La Comunidad”, mucha gente acudió al llamado de solidaridad. Rocío logró tener un fondo económico que respalda la salud de sus hijos. Los gemelos necesitaban operaciones urgentes. Por un lado, Paquito necesitaba una operación de caderas y Toñito necesitaba el corte del fémur para que igualara las piernas. El programa obtuvo donaciones magnificas, con colaboración de Franklin Salas, futbolista ecuatoriano y gran admiración de Toñito. El Doctor afirmó que la operación necesitaba una gran recuperación, pues “tenía que aprender a caminar”.
Actualmente, Rocío y su familia viven en Fajardo (Valle de los Chillos) en una casa propia, que la construyó gracias al fondo económico de Teleamazonas, sus ahorros y la colaboración de Mutualista Pichincha. Su objetivo es dejar seguros a sus hijos cuando ella no este. Además, Rocío tiene ayuda de la Fundación San Luis de Pronaca, quien envía constantemente pañales y vitaminas a Paquito.
Rocío se acercó más a Dios, afirma “que Dios está con ella a través de sus pequeños”.Los gemelos han tenido una recuperación fantástica, según la madre. Toñito estudia en la Escuela Fabián Jaramillo de 7:00am a 12:30pm, una escuela de integración donde Rocío es profesora de Educación Física. Paquito realiza terapias diarias en el Instituto Virgen de la Merced. El Instituto otorgó una beca estudiantil al pequeño, él se encuentra en un nivel llamado Inicial A (niños con pronóstico de alto riesgo). Según Rocío, la evolución de Paquito es lenta, pero tiene una calidad de vida buena. Toñito tiene un progreso más alto, él puede superar sus dificultades porque convive con otros niños, afirma Rocío.
Un día normal en sus vidas comienza a las 6:00 am. Todo se hace con tiempo, a Paquito se lo baña, se lo da de comer detenidamente. Toñito, por su lado, puede hacerlo solo. Su calidad de vida es buena y permite una buen alimentación, “comen de todo”, afirma Rocío. Para Helen, Rocío y Lorena su hermana mayor, la alegría más grande de los gemelos es su existencia. “Los veo con tantas dificultades, pero a la vez con tantas ganas de salir adelante, me hacen pensar que si ellos pueden, yo también”, dice Rocío. Por su parte, Lorena afirma que no es necesario que Paquito hable, sus ojos brillan y sonríe cada vez que hablan con él. Su familia cree que él habla con Dios, que su brillo y su sonrisa se debe a eso.
A Toñito le encanta cantar, permanecer por mucho en la computadora, jugar básquet y fútbol. La familia de Rocío espera que tengan una vida estable, que Toñito siga estudiando y que su calidad de vida siga mejorando y que puedan valerse por si mismos. La tranquilidad de los gemelos es transmitida para Rocío y sus hijas. La fuerza de Dios la sienten es su corazón y es lo que cada mañana les permite salir adelante. Y asegura que es en está casa de chocolate es feliz, más feliz que antes.
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